La miras y apartas a todos los humanos, algo se apaga y tu atención solo se centraba, en mi hermana.
Ella no es mala, pero me ha
quitado todo. A mi madre, a mi padre y al único al que adoro.
Sus
ojos no pueden quitar la mirada de ella, de cómo camina, de cómo habla, todo lo
que ella hace parece obra de magia. Primero ella es cálida como los besos del
sol en verano, segundo es amable como el cielo anaranjado, tercero y último es
ingenua como las flores blancas, pura hasta lo doloroso.
¿Y
yo? Bueno, yo estoy rota, jodida, dañada, sobrecogida, trasplantada en mala
tierra. La peor elección para amar.
Él
te toma de la mano y me obligo a sacar el aire suavemente por mi nariz,
mientras trato de mantenerme calmada.
Los
miro, esperando ver cómo me volverán a acuchillar esta noche, como el dolor me
romperá en los peores lugares y como deberé recoger mis pedazos después de sus
actos. Se miran con adoración, con amor puro sin diluir. Mi corazón duele, mis
piernas se debilitan y mi alma explota, pero no para bien, nunca para bien. Mi
cara se muestra fría sin ninguna fisura, los miro con ojos aburridos como si no
sintiera nada. Esta ha sido mis mascara desde el comienzo, mi única manera de
mantenerme viva. Cuerda.
Tomo
las curvas muy cerradas a toda velocidad, mi corazón late con locura y eso me
tranquiliza. En momentos como estos puedo ser real, se quién soy, se lo que
debo hacer y eso se limita a tres palabras "tomar más velocidad".
Después de dos horas manejando como una completa desquiciada imprudente; de
haberme alejado lo suficiente para sentir que no necesito nada de lo que hay
atrás, respiro totalmente relajada. Paro en una gasolinera 24 horas, lleno el
tanque y dejo la moto estacionada en un restaurante que hay a lado. Entro y pido
una hamburguesa y soda coca-cola. La mesera me dice que pronto estará lista y
se va. Saco mi celular y llamo. Después del algunos intentos contestan
"¿Qué pasa Bebe?" pregunta una voz profunda y rica, me limito a
responder "Hoy, fiesta en tu casa" mi voz es suave, pero directa.
"Oye, que tal algo como: Mi amor te extraño ¿cuando volveré a tener el
gusto de estar entre tus sabanas?" el usa su voz juguetona, pero hay algo
de esperanza filtrada en ella, también un poco de debilidad. Quizás y solo quizás
miedo.
"Tal
vez más tarde, quien sabe..." uso mi voz más coqueta y escucho como traga
duro por la línea "Eso es todo lo que necesito" dice el sonriendo, lo
puedo sentir. "Bueno, iré temprano a tu casa, así te ayudo a comprar las
cosas que necesitamos."
"No
tardes mucho, estoy aburrido y te extraño como un loco"
"Está
bien... Se me olvidaba quiero la recámara principal para nosotros" No lo
dejo responder, cierro y una sonrisa traviesa se cuela por mis labios.
Como
sin mucho interés, solo para hacer algo. Dejo que el dolor me parta un ratito.
Cierro los ojos. Lo observo a Él, sonrisas dirigidas a ella bailando en sus
labios, el brillo en sus ojos mientras esta ella en sus brazos, la manera en
que susurra a su oído. Todas esas imágenes bailan sin un patrón a través de mis
ojos y sé que no va a ser mío ni ahora ni nunca. De repente me golpea de nuevo
sus palabras "Nos vamos a casar" el aire escapa de mi rápidamente y
mis labios se abren como si hubiera recibido un golpe en el estomago. Mi cabeza
solo puede pensar una cosa "El va a ser totalmente suyo" si aun tenia
ilusiones, ellas acaban de terminar muertas, como las flores resecas. Miro
hacia la nada tratando de calmarme, mi celular suena, veo la pantalla y dice
"Hermana". Observo cómo suena una, dos y tres veces. Abro la tapa,
saco la batería y continúo comiendo.

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