El teatro de los aparecidos

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jueves, 12 de junio de 2014

Él debió haberla dejado.

Él debió haberla dejado, 
haber acabado,
debió haberse alejado cuando la perdió.

Ellos se habían conocidos hacia años y haberlo hecho, los hizo florecer
Eran jóvenes y habían crecido en esa época en que se respiraba el espíritu del cambio
querían salir al mundo, comérselo, darle forma, ser pequeños hippies y políticos
Tantos sueños para futuro, pero el tiempo y sus decisiones fueron destruyendo las esperanzas
y entonces aceptaron lo que le habían tocado, siendo eso su mayor pecado
hicieron un bonito velorio, metieron todos sus deseos y los enterraron
jugaron con las cartas que le habían tocado; aun sabiendo que no iban a ganar
pero eso no es lo más triste sino saber que aun podían tomar más
"no nos arriesgaremos" dijeron
"no hay más oportunidades" afirmaron
y continuaron repitiéndose eso, hasta hacerlo su propio mantra.

El tiempo paso; tuvieron hijos
Hijos que estaban dañados
porque había sido concebidos por padres que habían perdido su ruta
Ninguno había sido feliz desde hacia años
y eso solo se hacía cada vez más palpable
la manera en que él se desconectaba de su parte más humana
la manera en que ella subía la voz con cada palabra
Nadie era feliz en la familia
se habían refugiado cada uno en su infierno
Resistían al peso de los problemas con la fuerza de sus brazos y piernas
peleando con todo lo que tenían

El tiempo siguió pasando, porque el tiempo nunca para
y su casa termino sola, silenciosa
los únicos que vivían; en esa gran vivienda blanca, eran ellos dos
y no se soportaban; cada uno se atrinchero en un lugar diferente
ella en la sala y en la cocina
él en salón y el biblioteca
 y así duraron días, meses y años
a veces sin verse en todo el día
hasta que una buena tarde, algo en él se volvió a despertar
y la fue a buscar, con todas esas palabras que se había atragantado
con todas esas preguntas que poco a poco lo habían desinflado

Y pregunto, pregunto por todas esas veces que había visto como parte de ella se había ido
partes de ella dejándolo
por partes de ella resquebrajándose
pregunto por sus infidelidades,
pregunto por su odio hacia su madre
pregunto tantas cosas y ella le contesto otras tantas que la noche llegó
y la conexión que una vez tuvieron tembló
no volvieron a ser lo que una vez fueron, esos locos apasionados habían pasado a la historia
pero se perdonaron, se perdonaron por haber sido unos cobardes
se perdonaron por no codiciar más, se perdonaron por haber ignorado los problemas
y hubo esperanza, no una esperanza de volverse amar sino de ser felices separados
y así lo hicieron se separaron, cada quién vivió por su lado
La felicidad volvió a llegar como un soplo, como una estación pero esta vez eterna
las sonrisas que una vez se  habían convertido en zombies, renacieron
y los sueños fueron sacados de los ataúdes, pero ahora  estaban algo descompuestos
así que los cosieron, lo rellenaron con más sueños, con esperanza y buenos deseos, y solo entonces sus corazones volvieron a latir, fue como si regresaran a esa época... era jóvenes de nuevo
sus cuerpos algo maltrechos por los años, arrugas por todos lados pero seguridad en sus ojos
y fe debajo de su brazo
Tuvieron un nuevo mantra que llevaron hasta el fin de su vida "la vida es una perra, pero tu decides si domarla o dejarla que te muerda".