El teatro de los aparecidos

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martes, 18 de septiembre de 2012

La mascara carmesi

Eres exactamente como pensé que eras, hablando con hermosas palabras tan vicias, tan vacías que al pronunciar las, hay eco. Tu creador de hoyos negros, mentiroso hasta la medula osea cargas con un pasado que te hace creer, que mereces ser tratado eternamente como el mártir desmembrado en un exterminio emocional, me das tanta lastima y eso que odio esa palabra porque al pronunciar la, mis labios se derraman de superioridad pura; rió con malicia como si fuera un mal chiste pegado con goma en mi gaznate... Si, me da lastima; tan patético y despreciable ser. En que puente esta vez posaras tus mentirosas lágrimas de amor? coreadas por esas mentiras tan vanas y parecidas unas a las otras, entrelazadas de manera sistemática, calculadas como telaraña. Hoy quiero decirte... que siempre supe lo que eras que desee con toda mi alma confiar en ti porque tu lo habías hecho en mi o eso pensé. Pero ahora que me doy cuenta, no fue que confiaras en mi o en el mundo era que querías un blanco lienzo para ensuciarlo y... como me has ensuciado. He llegado a el punto en que veo todo oscuro y distorsionado. Hoy ya no se si vivo o muero. No es como si no supiera la leyes básicas de la vida
1- Todos morimos. 2- Con cada respirar, grandes cantidades de partículas están muriendo dentro nuestro. 3- Cuando morimos no hay palabra mas que puedan pronunciar nuestros labios fríos. Quiero gritar me a mi misma por lo estúpida que he sido al no aceptar lo que eras desde el principio, quiero tener una rabieta, odiarte y  calcinar la criatura en que me convertisteis. Quiero quitarme mis alargados tacones ponerlos en mi mano y caminar en la acera, cantar esa maldita canción que me dedicas tes y que constantemente viene a mi cabeza. Quiero enterrar todo lo que siento, sentí y sentiré por ti en una caja de porcelana; allí podrán vivir felices tu memorias ensuciando el blanquecino material que las aprisiona. Pero eso ya no importa, ni eso ni nada porque el tiempo tal vez no borra pero si esconde lo que no deseamos ver...

martes, 4 de septiembre de 2012

19 años.

Hoy cumplo 19 y es como si no fuera real camino entre ese pequeño camino entre la madures y la niñez y debo confesar que aunque la senda de el adulto esta hermosa mente decorada con hermosos carros lujos, música electrónica y fiestas salvajes todavía no quiero dejar mi infantil mundo. Tomar las cálidas y callosas manos de mi padre sin preocuparme de lo que piensen los demás es una de esos actos que no deseo que desaparezcan. Se siente falso decir que tengo 19 así que de vez en cuando me equivoco y digo 17 o 18 pero ya no es así, ya no mas. Hoy escucho baladas no porque no desee una alocada y increíble entrada a estos 19 sino porque quiero sentir la timidez de mi diminuto mundo infantil, la ultima pastilla ricola de sabor limón-menta se acaba hoy es algo triste, desolador pero real. Debo seguir caminando con fiereza porque aunque aquel mundo al que aprecio mas que ningún otro se vea en estado de cuarentena y  hayan envuelto en plástico transparente todos sus terrenos, el seguiría siendo el mismo. Hay una parte de mi que le teme a envejecer, a madurar, a volverme mayor. Le temo a volverme como mis padres a casarme y no ser feliz con mi pareja. Le temo a entrar en una carrera y no amarla lo suficiente. Pero debo dejar esos miedos atrás no saltar al camino adulto todavía pero si ponerlo entre mi lista de cosas por hacer en un futuro espero que muy lejano. Es hora de dar las ultimas vueltas a la vereda de la niñez, encontrar los últimos escondites, riachuelos, bosques y desiertos. Esta ultima pastilla ricola de sabor a limón-menta sera saboreada hasta que desaparezca por completo de mi boca... que se derrita del todo; esta vez, no la morderé.