El teatro de los aparecidos

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jueves, 19 de julio de 2012

La cara del hombre, pintada por niños

Había un cerdo que amaba comer
Comía de noche, comía de día
Comía diciendo que adoraba la comida.
No le importaba el sabor, ni le importaba el color.
Comía hasta cuando Él, hambre no tenía.
Un día su vecina zorra, que odiaba su comer y comer
Le hizo paqueques con cianuro y éter
Como todo lo que comía, los comió sin pensar, hasta que por su boca comenzó a vomitar.
Esa fue la última vez que el cerdo que comía y comía volvió a cenar.
Los buenos niños dicen...
Que si comes panqueques en la cena y los acompañas con aguarrás, el señor cerdo te escoltará con su podrida cabeza y sus gusanos salientes hasta que el último paqueque se llegue a terminar.

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