El teatro de los aparecidos

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viernes, 10 de enero de 2014

Una obra, un cuento y una adivinanza.

El telón más negro que la sombra de la muerte, abre sus puertas. El escenario se ilumina con suaves y titilantes luces de velas. Los espectadores están silenciosos; ningún sonido, todo callado, caído y listos para la escena. Una voz se escucha. Una sonrisa amplia, pero calculadora da la bienvenida en los labios de una joven, que saca su cabeza lentamente de las cortinas; sobreactuando y causando muchas risas.
"Muy buenas a ustedes ausentes; yo soy su narradora, en esta primera y ultima noche de estreno. Tienen muchos nombres para mi, pero hoy mi nombre no importa. Si se portan bien y el tiempo esta de nuestro lado, les diré algunos de ellos y tal vez... un par de secretos.
Los secretos son valiosos, son poderosos, mágicos; así que si comparto uno de mis secretos deben sentirse realmente honrados o quizá, mejor... aterrados"



"Erase una vez, y bueno erase una vez, porque todas las buenas historias comienzan así. Hubo una mujer que vivía amargada con la vida, con el mundo y con quienes lo habitaban. Era tal el grado de desagrado de ella por todo y todos que solo podía hablar mal de lo que sus ojos observaban. Que el sol estaba muy bajo aquel día, que ese pájaro tenia sus plumas demasiado deslumbrantes. La mujer nunca estaba satisfecha con nada y eso no era todo. Metichesca Rumorcinda Cotilla era la mayor inventora de cotilleos que a habido en la urbanización Hipo-crita. Ella no podía ser feliz ni dejar ser feliz a nadie. Digamos que no estaba en su anatomía ser así". Mientras habla, la joven sale por completo fuera de las cortinas, hace una reverencia, toca un botón de un aparato que tiene en la mano. El escenario se abre mostrando un  fondo blanco que parece hechizado. En el fondo se dibuja todo lo que la joven menciona en blanco y negro, un dibujo rico y delicado, se expone.

"Ella era flacucha hasta los huesos, alta. Con un cuello largo y delgado que solo la hacía ver mas enferma. Usaba siempre un tipo de ropa, se diría que era su uniforme, falda larga, zapatos bajos, camisa hasta la muñeca. El cabello recogido dándole a su cuello una impresión de interminable; su paleta de colores siempre era oscura."
Los dibujos aparecían rápidamente, y duraban solo los segundos necesarios para ser comprendidos, intercambiando su lugar a otra imagen para ser contemplada.

"Rumorcinda amaba pasear por el vecindario; y no se equivoquen, no era para nada con la intención conversar de manera desenfadada con sus vecinos, sino para pegarle a las verjas de las casas y molestar a los perros airados que estaban encarcelados en ellas. Ellos y sus bocas llenas de saliva, sus ojos enloquecidos con necesidad de sangre. Locura, a eso había llevado a todos los perros de la calle. Locura pura y sin diluir. Tal vez se pregunten ¿Qué es la locura? Todos alguna vez, hemos escuchado esa palabra; de manera airada, con suavidad, entre risas. Locura ha vivido con nosotros, tomado nuestras manos y habitado en el desván de nuestra abuela muerta, aquella que peleo en la guerra. Locura, es la que nos descontrola, la que cambia de lugar todas nuestras terminaciones nerviosas. La que nos hace sentir inseguros de lo que vemos y vivimos, pero todos en cierta medida estamos locos. ¿Y cómo no estarlos con este mundo tan trastornado?"
La narradora se toma un momento para que el peso de sus palabras caigan sobre todos.

"Metichesca solo tenia un nemesis, El Gordo Daemon, un gato negro con los ojos mas inteligentes jamás vistos. El Gordo Daemon no era para nada gordo; su dueña Lulu le puso así después de que lo rescato, como un recuerdo de que jamás lo dejaría volver a pasar hambre."
Los dibujos de un hermoso gato negro con preciosos ojos se muestran; cada uno de sus diferentes ángulos. La forma obstinada de tu paseo, la manera en que te mira con sus ojos sin pestañear, estudiándote.

"Lulu era una chica dulce; no del tipo que le gusta que la gente la necesite o del que hace las cosas para ganar merito, sino porque ayudar era parte de ella, parte del ser humano del que estaba compuesta. Así que... era la única en la barriada que era paciente y amable con las acciones crueles que podía llegar a hacer Cotilla. Su enorme corazón la hacia perdonar y amar a todos." Poco a poco se va dibujando a una chica preciosa, alta pero con un cuerpo suave, con curvas bien definidas, el cabello largo y una enorme sonrisa.

"Metichesca únicamente no odiaba a Lulu, pero aun así, inventaba todo tipo de rumores mal intencionados sobre ella. Y es que Rumorcinda no hacia diferencia entre sus victimas. Por ejemplo: hace 2 meses invento que Lulu tenia una relación amorosa con Gabriel, el esposo de Daniela. Después de que sus chismes llegaron a la pobre esposa se incendio Troya. Hubo gritos, puertas azotadas en la casa de los Hunter y por poquito, casi, divorcio. Y es que los rumores al igual que las mentiras aun no siendo ciertos causan daños."
"Es falso que una mentira después de ser dicha mil veces se vuelve verdad, pero si llega a resquebrajar la pared que separa la verdad y la falsedad. Te hace plantearte por segunda vez todos los sucesos misteriosos y con un final trastocado que hemos llegado a observar, haciendo una separación entre los momentos que creemos reales de los que creemos modificados." En la imagen se muestra a una Lulu tranquila, explicando a la esposa de Gabriel; sin ningún sonido, que ella solo estaba ayudándolo con el regalo de aniversario, que tenia para ella. La imagen cambia y se muestra a una Lulu sentada en un sofá y con el Gordo Daemon en sus brazos.

"La situaciones mas extrañas pasan en este planeta" dice la narradora con una sonrisa misteriosa, sus ojos chispean con una emoción que no llega a entenderse.

"Como he dicho ya, nadie quería a Cotilla en la calle. ¡Pero pues hombre! Tampoco nadie se lo dijo.
Más de uno, tuvo un monologo en su casa un sábado por la noche de como echarla del lugar, pero ninguno se atrevió nunca a pronunciarlo para oído público"
 En la pantalla blanca se muestran a más de 10 personitas hablando encolerizados, moviendo sus manos con palabras sin sentido, un simple BLABLABLA en las burbujas de dialogo.

"Y esta es la parte donde se pone buena la cosa. ¿Se acuerdan de la relación que les dije que tenían Rumorcinda y El Gordo Daemon? Pues una tarde de un siete de enero, el todo poderoso, magnifico Gordo Daemon estaba dando su tan rutinal paseo por las calles después de tener un almuerzo liviano, obra de Lulu. Haciendo la digestión. Mientras El Gordon Daemon salia a su caminata también lo hacia Cotilla; salia de su casa y paseaba con su veinteavo basto, y es que la mujer tenia más bastones que ropa."
"Pasaba por las casas, y aporreaba las verjas mientras los perros la miraban enfurecidos, esperando el momento de tenerla cerca y sin protección. El Gordo Daemon corría por los jardines jugaba con las mariposas y disfrutaba de una tarde fresca de verano; fue entonces que vio a un enorme ratón blanco y se hecho a la carrera el muy vivaracho. Le paso alado a Rumorcinda que seguía golpeando la verja de una casa con una enorme sonrisa de satisfacción. Ella siguió al gato a pocos pasos planeando un plan intrincado y astuto de como jugárselas." La imágenes de todos los sucesos son rápidas pero nunca pierden el sentido y la belleza.

"El gato atrapa al fin al ratón, pero están en medio de la calle, un carro viene a toda velocidad y no ha visto a el Gordo Daemon para nada. Por otra parte el Gordo Daemon esta tan entretenido con el ratón que ni el sonido del carro ni los gritos de Rumoncinda lo sacan de su ensoñación. Rumoncinda no se lo piensa dos veces, no hay egoísmo en su idea ni planes crueles; su mayor enemigo esta a punto de morir y en sus narices."
"Lo toma y lo tira con toda la fuerza de sus flacuchas manos a la acera pero... no hay tiempo ya, para quitarse de la trayectoria del carro. ¡Butum! Es el último sonido que se escucha antes que llegue el silencio sepulcral." En la imagen del fondo se muestra como el carro atropella a Cotilla y después como para lentamente.Un hombre se baja con una cara de espanto, su boca conjurando un grito de horror silencioso, sus manos a cada lado de su rostro como garfios tratando de arrancar pedazos de piel.
"Solo dos minutos en total silencio, del tipo que te hace sentir el último humano en el mundo, pero ese silencio pronto cambia. Gritos, gente corriendo. La escena es un caos total."
"Algo en los gritos despierta a Gabriel, agarra su celular y llama a una ambulancia, pero ya es muy tarde... esta muerta" La cortinas del escenario se cierran de un solo tirón, los espectadores se miran unos a otros, sin saber si salir o quedarse. Algunos empiezan a levantarse con caras confundidas. Se vuelve a abrir el telón.

"¡Oh no! No se vayan, todavía la historia no termina." La narradora sonríe y sus dientitos blancos se muestran en una ancha sonrisa. Las personas que se han levantado se vuelven a sentar; la chica espera a que todos estén de vuelta en sus asientos.  "¿En que iba? Oh si, la muerta. Pues bien, ella no tenia ningún pariente y en su calle solo Lulu no quería que desapareciera en una nube de humo. Los únicos que fueron al funeral fueron Lulu y el Gordo Daemon. Se quedaron hasta que oscureció y desde entonces Lulu todos los fines de semana dejaba una flor blanca en su tumba. Lulu no volvió a ser la misma y El Gordo Daemon tampoco; no es que ella se volviera amargada solo perdió un poquito más de su fe humana, su corazón se entristeció enormemente al ver que ningún familiar o vecino además de ella y su gato fueron al entierro. Los demás no se dieron cuenta, ella seguía sonriendo y ayudando a todo el que lo necesitara, pero había veces en que su sonrisa se veía cansada." Se muestra a una Lulu con una suave sonrisa, pero con los ojos algo triste mirando a el cielo.
"Gabriel fue enjuiciado y poco tiempo después encarcelado; había matado a una mujer. Tres meses después de entrar a la cárcel se suicido; algunos dicen que por el peso de haberla matado, otros hablan de el  gran nivel de acoso que fue llevado a tolerar. Yo creo que fue una mezcla peligrosa entre esas dos, más una pizca de divorcio"
"Algunos curiosos tal vez se pregunten en que cambio El Gordo Daemon; lo cierto es que el fue el que peor lo tomo. El gato comenzó a comer de manera salvaje, como para llenar un vació. La perdida de su mayor competidor y enemigo número uno, lo deprimió bastante; las veces que salia de su hogar se quedaba afuera de la puerta principal de la casa de Rumorcinda hasta que anochecía." En la pantalla se dibuja a un gato enorme, pero con astutos ojos, acostado enfrente de una puerta.
"Los vecinos nuevos y algunos otros que no habían escuchado sobre como murió Cotilla, comenzaron rumores. Decían que se la llevaron los extraterrestre para investigar cuanta maldad y amargura podría soportar un corazón. Otros dicen que llego un viejo amante suyo y se la llevo. Pero el rumor que paso sin mayor pena ni gloria es el mas curioso; unos pocos dicen que la señora murió salvando a un hermoso gato negro..." En la pantalla se ve a El Gordo Daemon antes de haber engordado moviendo su cola de un lado para otro con suavidad, como guardando un gran secreto. La pantalla se pone negra y la narradora hace una gran reverencia. Se sienta al borde del teatro y mira cara por cara, a los espectadores.

"La obra a terminado, pero ya que tenemos algo de tiempo y prometí decirles mi nombre. ¿Porqué no les cuento quien soy? La vida no es fácil, así que yo tampoco lo seré. No pienso desterrar a uno de mis venerados secretos solo para aplacar a su  mórbida necesidad de husmeo. Una adivinanza, una adivinanza eso es todo lo que necesitan.". Los espectadores miran a la joven; algunos encolerizados por su charada, otros resplandecientes de curiosidad, pero la mayoría asustados sin saber porque.
"Algunos corren contra mi toda su vida. Se creen grandes, poderosos, invencibles. Otros me abrazan con gran alegría, pues conocen secretos que no pueden ser mencionados sin ser malditos. Me han nombrado ángel y también demonio, en ocasiones soy uno o otro. La pregunta es ¿cual seré para ti?"
5 largos minutos se pasan en silencio; nadie contesta, todos están pensando en la respuesta. Ninguno se atreve a contestar, así que la narradora vuelve a hablar "Hagamos esto fácil, sencillo y rápido. Cada uno tiene una oportunidad para responder, si tu respuesta es mala debes irte, pero si no respondes, puedes quedarte. El que sepa la respuesta final a la adivinanza podrá saber mi nombre. Todos asintieron en el auditorio y ella empezó a preguntar desde la primera final. Algunos cuando se les preguntaba solo se quedaban callados, otros respondían con la primera palabra que les venia a la cabeza, porque sentían la gran necesidad de salir de allí antes de saberla.  Al final solo quedaron 5, una chica y cuatro chicos. El primer chico dijo la inspiración, el segundo no quiso responder, el tercero respondió perros, el cuarto contesto sabiduría y la quinta pidió más tiempo.
Solo quedaban el segundo y la quinta; el segundo creyó conocer la respuesta, dijo ángel,  pero era equivocada. En el teatro solo quedaban la narradora y la quinta, ella la miro fijamente y dijo "La muerte" la narradora aplaudió, divertida; bajo hasta su asiento, se sentó junto a ella y respondió "Si, ahora sabes lo que soy" la quinta abrió sus ojos en su totalidad y comenzó a temblar.
"Todas las personas que no supieron la respuesta, van morir en pocos días. Esta obra solo era un juego. Una segunda oportunidad para todos ustedes, pero pocos se amarraron al mástil de este barco llamado esperanza, antes de que la tormenta os alcanzar. ¿La única superviviente del apocalipsis? Tú."
"Ha-hablas en serio?" dice la quinta aun temblando.
"Soy la muerte de eso si que estoy segura. Y no te preocupes, es una broma que van a morir o tal vez... no" fue lo ultimo que se escucho antes de que la narradora desapareciera.

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