El teatro de los aparecidos

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jueves, 8 de noviembre de 2012

Una mascara ensombrencida

Esa parte mía blanda, que llora con facilidad que es sensible desde la punta de los pies hasta el ultimo cabello de mi cabeza, no se la daré a nadie. Mis lágrimas no pienso compartirla con nadie; porque no hay nadie que realmente las aprecie solo hay palabras como "eres demasiado débil", "estas loca? como puedes llorar por eso", "que te pasa? por que lloras por esa tontería?" no espero palabras literarias de comprensión, endulzadas con versos de uno, dos y tres ritmos pero como mínimo tal vez hacerse la vista gorda y mirar para otro lado sin hacerme preguntas que me hagan sentir mas patética por llorar frente a gente que gracias al cambio climático, social y jodidamente moral; esta podrida. Hay veces que sencilla mente siento que nadie me entiendo, es como si estuviera en la azotea del edificio mas alto del mundo viendo lo diminuto del esta ciudad llamada mi vida, que esta a mis pies; en esos momentos siento que la idea de tirarme de este edificio no es tan descabellada, podría saborear el éxtasis de volar, sentir la presión del aire bajo mio que debe sentirse como tirarte de un trampolín en una piscina olímpica llena de gelatina limón-lima, solo que  con mas cánticos.
Llorar en el rincón mas alejado de la casa o por que no? llorar como un alma en pena en el closet de tu cuarto es tan agradable tal vez sea un poco demasiado terrorífico eso ultimo pero por lo menos no habrán preguntas innecesarias sobre la manera invariable en como derramas lágrimas sin sentido para la comunidad plural. Entonces sonrió muestro una cara decente para los demás, bromeo, canto, bailo y actuó el típico papel de la chica positiva que vive sin cambios. Todos creen que ese es mi ser pero no es así, he actuado tan bien que a veces siento que esa soy yo, pero cuando mi mascara difuminada de diferentes tonalidades de oscuros colores cae al suelo realmente me aterro. Es uno de esos momentos en que siento que bailar bajo la lluvia es mas fácil que vivir, porque nadie preguntara por la gotas de agua que caen en mi rostro. Llueve y estamos estancados en el mes de octubre la noche es fría tanto que encender mi abanico que acuna mis sueños de templados nombres, es casi como desear una muerte helada de paleta de frutas. Es entonces cuando me acuerdo del tiempo en que la tecnología era menos y las personas eran mas cálidas. Recuerdo, mi cara sonríe. La antigua yo que no le importaba sonreirle a este jodido mundo. Hoy en día hay demasiada lastima, desinterés y desagrado palpable mente metaformoseado en toxico odio. Aunque todavía hay personas de ese tipo que sencilla mente irradian calidez; que solo una sonrisa es suficiente para sentir que todo es como un feliz himno hippie sobre la paz mundial que vendrá.
Quiero creer que después de ese arco iris interminable encontrare el tesoro mas hermoso que ningún pirata tuerto con su loro con pata de palo hayan encontrado jamas pero también tengo miedo que este tesoro no sea realmente lo que siempre espere, entonces hago una promesa. Me prometo a mi misma que si llego a encontrarlo; jamas abriré el baúl en que se encuentra acurrucado este tesoro es mejor no saber lo que hay dentro, soñar con lo que puede haber es un monstruo mas real, mas dócil para mi adolorido corazón que aun le teme a los combates con un destino indefinido.

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